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lunes, 30 de agosto de 2010

LA GRAN BATALLA DEL RUGBY


LA GRAN BATALLA DEL RUGBY
Siempre me han encantado y me encantarán las historias de príncipes y princesas, pero desde que cayeron en mis manos libros e historias de grandes hombres como El Cid Campeador, William Wallace, D´Artagnan, o Alejandro Magno mi fascinación hacia ellos y el reflejo de estas grandes leyendas en cada uno de los lances del juego del rugby, hacen que mi afición por éste deporte se haya convertido, partido tras partido, en una mezcla de épocas, de sentimientos, de coraje, de ejemplos a seguir, pero sobre todo, en definir al rugby en las cinco letras con las que a mí me gustan y me dan tanto: “PASIÓN”.

Cada partido de rugby se asemeja a una gran batalla, una lucha cara a cara de dos grandes ejércitos guiados por dos líderes innatos, los capitanes, maestros en el arte de ésta guerra, que son dirigidos por “El Gran Capitán” (el entrenador), trabajadores incansables del buen hacer técnico, táctico y psicológico de sus ejércitos. Esta inigualable guerra, está enmarcada dentro de un campo de batalla, en donde los caballeros portan sus armas, sus cascos, sus armaduras, sus caballos, sus nervios... guardando un estricto orden que a ratos desaparece dando cabida a la sorpresa donde algunos de los guerreros, haciendo ver su valía y su garra, consiguen por momentos crear el más absoluto caos entre las filas del más poderoso ejército rival, que tras un tiempo de gloria pasa, en un instante a convertirse en las ascuas que fueron los mejores leños de encinas para la lumbre.

Quince caballeros, guerreros, luchadores, con sus historias y sus miedos, quince LEONES como los de nuestra selección, que se engrandecen con el silencio del inicio y con el grito de la victoria, y también de la derrota, o con el rechinar de dientes del empate, pero sobre todo y por encima de todo, con la verdad con el CORAZÓN. Sí señores, porque el respeto, la valentía, el compromiso, la garra y el honor de estos majestuosos caballeros, sólo sale si se hace desde el CORAZÓN.

Y no me puedo dejar de referirme entre otros, del papel fundamental que hace el árbitro, el “Gran Mediador”, defensor del correcto desarrollo de la gran batalla, cuya objetividad permite el inicio y el fin de esta guerra entre dos familias, hermanos en la lucha, y hermanos fuera de ella. La recompensa final a esta encarnizada lucha, es el agradecimiento respectivo de los equipos (los ejércitos) de darles la posibilidad el uno al otro, de compartir tan valiosa batalla, todo ello en un clima de unión y fraternidad entre ambos adversarios, (nuestro ansiado y admirado tercer tiempo), ese tiempo de la reflexión, del acercamiento entre los equipos, donde cabe la diversión y la alegría compartidas.

Pensad en un tablero de ajedrez, ahí también se libra una batalla, cada figura de fichas blancas o negras, tiene su posición, su forma de moverse dentro del tablero de juego, hay una serie de normas para jugar al mismo, hay un tiempo que transcurre entre las decisiones tácticas que va tomando el jugador para realizar su juego...y al final un campeón y un perdedor, o dos campeones o dos derrotados. No me digan que nos les recuerda al rugby!!

Podría seguir comparándoos el juego del rugby a una infinidad de cosas, pero me quedo con que cada uno de vosotros, el próximo partido que veáis, os trasportéis a la época antigua de las grandes batallas y hagáis volar vuestra imaginación y dejéis emerger vuestros sentimientos...

Comienza la batalla...

Esmeralda Pérez
PASION OVALADA
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